domingo, 5 de febrero de 2012

Origen del "gilipollas"

Con perdón.

Gesticulamos, exageramos, definimos con parábolas, metáforas a aquellos que nos rodean. Tenemos también una tendencia en aumento al uso de neologismos, que con el uso, se acaban incorporando al lenguaje. Tal vez uno de estos calificativos más populares y extendidos es "gilipollas".

Existía por el siglo XVI un personaje de alto rango llamado Don Gil Imón. Fue un destacado fiscal del Consejo de Hacienda de la época de Felipe III. Otras fuentes parecen indicar que este representante era en realidad un simple alcalde. Asistía a actos sociales de su índole siempre en compañía de sus dos hijas que eran una versión grotesca de la belleza femenina como Marilyn Monroe. A Don Gil Imón le gustaba reunirse con gentes de las más altas esferas.

Cabe destacar que a las muchachas en aquella época se les denominaba "pollas". Como digo, físicamente no eran agraciadas, y al parecer, a esta carencia física se sumaba un bajo nivel intelectual. A bote pronto la primera impresión era que las chavalas o "pollas" eran notablemente lentas de entendimiento, es decir, lerdas. Los eventos sociales en los que se involucraba Don Gil Imón eran frecuentes. Su presencia en ceremonias, fiestas y compromisos no sorprendían a nadie, y mucho menos que acudiera siempre en compañia de sus hijas.

Cuando este fiscal se hallaba reunido, sus hijas soportaban aquellas duras horas suspirando porque algún "pollo" o muchacho se les aproximase para llenarlas de consuelos y halagos. Sin embargo, sus pretendientes, por desesperados que pudieran estar, parecían poco inclinados a la lujuria o el romanticismo al comprobar que, aparte de feas, las "pollas" eran además bastante bobas.

Así, de esta manera, cuando aparecía Don Gil Imón en compañía de sus hijas, se anunciaba: ¡Ahí llegan Don Gil y sus pollas!

Rápidamente la asociación de ideas fue inevitable y los personajes de la época, la ironía y el ingenio comenzaron a fusionar en un mismo término la tontería con las "pollas" o hijas del fiscal. Así "Gil" y "pollas" pasaría a ser una palabra que aludía a la torpeza mental. Cuando uno quería señalar que alguien era o parecía alelado o corto de mente aludía a las "pollas" del fiscal Don Gil Imón.




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